sábado, 6 de septiembre de 2008

Inseguridad en el gobierno

Reforma
René Delgado
6 Sep. 08

En 15 días, el Consejo Nacional de Seguridad Pública tendrá otra magna reunión. Evaluará el grado de avance de los 75 compromisos que, de cara a la sociedad, se echaron a cuestas los gobiernos federal y estatales para encarrilar a la República. Suena bien el asunto, pero hay un detalle: el Consejo ya no tiene secretario, Roberto Campa -en la versión oficial- se fue porque tiene otros proyectos. Así de sencillo.

¿Por qué se fue el secretario del órgano que, en este momento, cifra las posibilidades de continuación del gobierno? Quién sabe. Ni el presidente Felipe Calderón ni el secretario Genaro García Luna tuvieron la gentileza, en plena era de la rendición de cuentas, de explicar el motivo a la sociedad.

A lo mejor Campa no renunció y sencillamente lo echaron, pero dejar en la penumbra las causas es derrumbar el discurso de que las cosas, al menos en materia de seguridad, van a mejorar. Esa penumbra sólo confirma que los enfrentamientos, las diferencias y la falta de coordinación al interior del gabinete de seguridad constituyen la razón por la que el crimen se carcajea.

...


Puede parecer un asunto sin importancia el que se reseña pero lo cierto es que detalles como ése fortalecen la convicción de que la administración de Felipe Calderón no acaba de constituirse en gobierno.

En la semana, tres hechos pusieron en evidencia la falta de coordinación en el gobierno. Y, curiosamente, quienes la hicieron manifiesta no fueron los opositores o los detractores de la administración, sino precisamente sus integrantes, encabezados por el propio presidente de la República.

A más de uno dejó helado la respuesta del mandatario al periodista Carlos Puig cuando éste preguntó sobre las diferencias entre el secretario Genaro García Luna y el procurador Eduardo Medina Mora. En el afán de negarlas, el jefe del Ejecutivo hizo más grande el problema. Argumentó que, en realidad, hay "¡un traslape en el diseño institucional!" y, luego, en el ánimo de no escandalizar, remató señalando que en todo caso ha dado instrucciones para que colaboren entre ellos. Ah, bueno. El detalle está en que cuando un edificio está chueco por más que se exija caminar derecho, indudablemente habrá tropiezos.

Luego, en involuntaria o perversa confirmación de la falta de coordinación entre los colaboradores del Presidente, el secretario del Trabajo desmintió al secretario de Hacienda. Si Carstens afirmó que el sentimiento de inseguridad le cuesta 1 por ciento al Producto Interno Bruto, algo así como 10 mil millones de dólares, un par de días después Javier Lozano salió a decir que ¡en el ámbito laboral lo dicho por su compañero de gabinete no es cierto! ¿Se vale hacer eso?

Esa otra evidencia de la falta de coordinación en el gabinete deja sobre la mesa que un secretario de Estado miente. ¿Quién miente, Carstens o Lozano? Decir mentiras es malo, pero decirlas en el campo de la seguridad en estos días es una soberana burla a la sociedad. ¿Cómo creerle al gobierno si en las acciones, en las funciones o en los dichos no es capaz de sintonizarse en una sola frecuencia?

...


A la par de esas evidencias, se agrega la mencionada salida de Roberto Campa. La supuesta renuncia la comunicó la Secretaría de Seguridad Pública de la peor manera.

Hacia las 23:00 horas del lunes, auténticamente en la penumbra, aquella dependencia emitió un escueto comunicado de tres párrafos que, en su parte medular, dice: "En reunión, el Secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, en su calidad de Presidente del Consejo Nacional de Seguridad Pública, agradeció a Roberto Campa su entrega y valiosa aportación al Secretariado Ejecutivo durante su gestión y le deseó el mayor de los éxitos en sus nuevos proyectos".

En medio de la crisis en materia de seguridad, ¿se puede informar de esa manera de la salida de un funcionario clave en la coordinación del esfuerzo nacional? Los términos del comunicado dejan suponer que el encuentro entre García Luna y Campa fue una reunión cordial y amable, una cita en la que Campa comunicó con júbilo que tiene un nuevo proyecto y que García Luna le deseó, feliz, éxito en su nueva aventura.

Así de sencillo. Al funcionario encargado de dar seguimiento a los compromisos suscritos con pompa y circunstancia en materia de seguridad derivados del hartazgo ciudadano frente a la delincuencia se le presentó un nuevo proyecto y dijo: ahí se ven. Tal desfachatez, si lo es, resulta inadmisible como también pensar que, como si no hubiera ningún pendiente que atender en el Consejo, el secretario García Luna le haya agradecido "su entrega y valiosa aportación" y le haya deseado el mayor de los éxitos al renunciante.

Sencillamente, no puede creerse el comunicado. Por increíble, el boletín fortalece la versión de que los enfrentamientos entre García Luna y Campa llegaron al nivel del desencuentro y que, entonces, conforme a la costumbre, decapitaron al secretario del Consejo Nacional de Seguridad Pública.

Una muestra más de la falta de coordinación en el gabinete.

...


Esas contradicciones, esos desmentidos, esa falta de coordinación protagonizados por los mismos integrantes de la administración tuvieron registro en tan sólo cinco días, a unas horas de la manifestación del sábado donde quedó claro el hartazgo ciudadano frente a la inseguridad y a 11 días de la cumbre sobre seguridad pública.

La propia administración calderonista se encargó de poner en duda su capacidad para encarar la crisis que afronta. Todos, incluido el presidente de la República, participaron en fortalecer esa duda y tal actitud reaviva un debate que lentamente crece y toma fuerza: ¿la administración de Felipe Calderón ha logrado constituirse en gobierno?

En ese debate y hasta el momento hay tres propuestas para, en caso dado, contar con un paracaídas si la administración no compone un gobierno y ejerce el poder. Se ha hablado, aquí mismo se ha hecho, de la necesidad de instrumentar la revocación del mandato, legislar al respecto para que más allá del mandato otorgado en la urna se cuente con el recurso de rectificar aquella decisión. Por otra parte en la reunión del Consejo se habló de manera coloquial, pero contundente, de contemplar la renuncia como una salida al problema. La expresión: "si no pueden, renuncien", plantea la posibilidad de que el mandato otorgado no culmine en la fecha prevista. Y, por último, el rediseño de la estructura del gabinete contando con una suerte de primer ministro que alienta Manlio Fabio Beltrones constituye la tercera propuesta. Bien clara está esa baraja.

...


A ese debate, la administración no le concede ni la menor importancia. El jefe del Ejecutivo ha dicho que su mandato termina el 1o. de diciembre de 2012 y punto... pero eso no espanta al fantasma.

La duración de un sexenio no puede medirse cada 100 días. Si el presidente Felipe Calderón quiere en verdad diluir ese debate y alejar aquel espectro tiene que integrar su gobierno. Un entusiasta comité de campaña no es sinónimo de un sólido gabinete. Por lo demás, se eligió un gobierno, no sólo una administración.

Frente a la inseguridad pública, no puede dar muestras de inseguridad en el gobierno.


Correo electrónico: sobreaviso@latinmail.com

No hay comentarios.: