martes, 9 de junio de 2009

Los partidos desoyen las medidas de los expertos contra la abstención

El País
J. GARCÍA / C. BLANCHAR - Barcelona - 09/06/2009

Sólo la Generalitat ha iniciado tímidas iniciativas para combatir el fenómeno

Un ciudadano andaluz puede consultar en Internet la Declaración de Bienes, Intereses y Actividades de todos los diputados autonómicos y de los altos cargos de la Junta de Andalucía. En el documento figuran la totalidad de sus propiedades e incluso el saldo de sus cuentas corrientes. En Cataluña el acceso a esta información está vetada y la Declaración de Bienes, aunque obligatoria, es secreta y permanece a buen recaudo en el Parlament.

En mayo de 2008, la Generalitat daba a conocer el conocido como Informe Vallès -por el ex consejero de Justicia Josep Maria Vallès- que analizaba las causas de la desafección política en Cataluña y de la creciente abstención electoral. En las conclusiones se conminaba a la Administración a adoptar un paquete de medidas, entre ellas de transparencia como la de la Junta de Andalucía, que un año más tarde distan mucho de ser cumplidas. El Departamento de Relaciones Institucionales y Participación, en manos de Joan Saura, ha implementado algunas recomendaciones, sobre todo debates ciudadanos, y ha promovido reformas legislativas que ahora son simples proyectos o anteproyectos.

Pero los partidos políticos no han movido ni un dedo para modificar unas estructuras anquilosadas para fomentar la participación ciudadana, abrirse a la ciudadanía y reducir el poder de sus aparatos. "Se requiere mucho más debate social y ciudadano para que se produzca una reacción y no dejarlo todo en manos de los políticos y de los partidos, que no tienen pizca de interés en modificar las normas", concluye Josep Maria Vallès, director del informe sobre desafección política.

El domingo, la abstención en Cataluña alcanzó el 62,46%, más de ocho puntos por encima de la media española y la segunda más alta del estado sólo superada por Baleares. En todos los comicios europeos, Cataluña ha registrado altos índices de abstención. Lo mismo sucede con los comicios generales o los autonómicos. El referéndum de la Constitución Europea, de febrero de 2005, tampoco supuso una excepción. Pese a ello, el Informe Vallès, señala que la abstención en Cataluña no es una excepción en las democracias consolidadas. En Holanda y el Reino Unido, por ejemplo, la participación en los comicios del domingo ha quedado por debajo del umbral del 40%.

El problema, para Vallès, no es el hábito abstencionista de los catalanes, sino que sólo es un síntoma del "distanciamiento del ciudadano respecto a los mecanismos de democracia representativa", lo que se ha definido como desafección política.

La Dirección General de Participación ha tomado algunas medidas desde la publicación del informe. Ha organizado sesiones informativas con el mundo local (ayuntamientos, alcaldes, concejales, etcétera) y con asociaciones y entidades sectoriales (sindicatos, patronal, tercer sector), pero ha topado con la negativa de los colegios profesionales. Ha aprobado -lo hizo el pasado mes de enero- el Plan Interdepartamental de Participación 2008-2010, dotado con más de 600.000 euros y ha emprendido algunas reformas legislativas como la Ley de Consultas Populares -en proyecto- o las iniciativas legislativas ciudadanas en el anteproyecto de ley de gobierno local.

Sin embargo, de otras iniciativas nada se ha sabido desde entonces. El documento proponía, por ejemplo, incrementar la transparencia y hacer los partidos políticos más permeables. Así, se sugería la celebración de elecciones primarias para la designación de candidatos y la configuración de listas no bloqueadas. Respecto a los cargos electos, se apostaba por endurecer el régimen de incompatibilidades o las medidas de control sobre las cuentas de los partidos y las públicas.El presidente del Barcelona, Joan Laporta, se sumó ayer a los comentarios sobre la alta abstención en el que resultó un chocante final de su intervención en el foro Tribuna Barcelona. En lo que pareció la cola improvisada de su discurso, en el que había peinado la "memorable" temporada azulgrana, reprochó a los políticos su poca capacidad para movilizar el voto, reclamó más ambición "de país" y reivindicó sin tapujos el autogobierno.

Parecía que había acabado su conferencia cuando Laporta hizo una alusión a la crisis y a cómo el Barça ha sido "la alegría del país, un balón de oxígeno"; de ahí pasó a la capacidad del club para movilizar a la gente, y de ahí saltó a la abstención. "No creo que se deba a la elección de los candidatos", matizó al darse cuenta de que el candidato de CiU, Ramon Tremosa, estaba entre el público. "Pero quizá no se han activado las claves necesarias para movilizar a los ciudadanos. Porque los catalanes nos movilizamos, y la prueba es que el Barça sacó a dos millones de personas a la calle para celebrar el triplete", reflexionó Laporta.

En su opinión, "el país debe tener referentes y el Barça es un buen espejo donde mirarse", porque, argumentó, "en un mundo global ha buscado la excelencia". "El país también debería buscar la plenitud cultural, social, económica". En este punto pareció darse cuenta de la arenga e hizo una pausa. "No patiu", tranquilizó, "que no me estoy refiriendo a ninguna fórmula política, sino a plenitud y a referentes de país, porque me gusta reivindicar un país de referentes, como Ramon Llull, Pla, Espriu, Tàpies y Miró, y el Barça lo es".

En este momento soltó una larga frase que hizo remover a más de uno de la silla: "Si hablamos de referentes, debemos hablar de qué queremos ser. No queremos ser una organización administrativa gobernada por una gran diputación general, sino un país que se gobierna, que decide, que se marca retos y los quiere alcanzar. Querer es poder, sólo es necesario un proyecto y ambición colectiva para ejecutarlo", concluyó.

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